Hoy vamos a hablar sobre un libro realmente bonito, además de entretenido y original. El libro está escrito por Mark Haddon y se titula The curious incident of the dog in the night-time. Como en todas las reseñas/opiniones, no habrá un resumen detallado de la historia completa. Se hablará fundamentalmente del personaje o personajes principales y se ofrecerá una opinión personal sobre el libro. Espero que esta review os ayude a decidiros a leer este libro. En cualquier caso, ya os digo con antelación que merece la pena leerlo.
MARK HADDON, EL AUTOR
The curious incident of the dog in the night-time es un libro escrito por Mark Haddon, un escritor, artista, y guionista británico nacido el 26 de septiembre de 1962 en la localidad inglesa de Northampton.
En su faceta de artista, Mark Haddon ha realizado numerosas ilustraciones, pinturas y esculturas que podemos ver en su página web. Como escritor, Haddon es autor de 15 libros de literatura infantil y juvenil. Durante un tiempo estuvo trabajando con personas con necesidades específicas, y de ahí nació su inspiración para escribir el libro que hoy tratamos, cuyo protagonista tiene Síndrome de Asperger. Este libro fue su primera obra de literatura para adultos.
Si quieres conocer más sobre Mark Haddon y su trabajo, visita su web oficial.
DATOS SOBRE EL LIBRO
Editorial: Vintage Books
Número de páginas: 272 páginas. Incluye algunas pequeñas ilustraciones.
Lectura para adultos.
Nivel mínimo recomendado de inglés: intermedio / B1 en adelante.
¿DE QUÉ TRATA EL LIBRO?
Christopher Boone es un chico de 15 años que tiene Síndrome de Asperger. El joven es amante de las matemáticas, de las listas, del orden, del espacio exterior… y sobre todo de las historias de misterio, como buen fan de Sherlock Holmes. Christopher es el narrador de la historia y además el detective que intenta descubrir un gran misterio. Pero, ¿cuál es ese gran misterio? Nada más ni nada menos que averiguar quién mató al perro de su vecina. Para Christopher lo más complicado no será conocer el nombre del asesino, sino enfrentarse a un mundo nuevo y desconcertante. Y es que para Christopher, que nunca ha ido más allá del final de la calle donde se encuentra su casa, tratar de esclarecer ese misterioso asesinato es mucho más que actuar de detective, es emprender un viaje hacia lo desconocido cuyo destino es superarse a sí mismo.
SOBRE EL PERSONAJE PRINCIPAL, CHRISTOPHER BOONE
El personaje principal de este libro es Christopher John Francis Boone, un chico de 15 años que vive con su padre Ed en el número 36 de Randolph Street, en el barrio de Swindon.
Como ya hemos dicho, Christopher tiene Síndrome de Asperger, pero además posee una gran inteligencia y una gran capacidad para memorizar todo tipo de información. Lo que más le gusta hacer es aprender sobre el espacio exterior, estar solo y cuidar de Toby, su rata. Christopher desea ser astronauta, aunque él es consciente de que llegar a ser astronauta no es nada fácil.
Las asignaturas favoritas de Christopher son las matemáticas (maths) y la fisica (physics). Se le da muy bien hacer listas y jugar al ajedrez. Ha sido capaz de aprenderse los nombres de todos los países del mundo y sus capitales, así como conocer cada número primo hasta el 7507. A Christopher también le encanta la verdad, por ello es incapaz de decir mentiras, aunque con una pequeña excepción: las mentiras piadosas (white lies).
Como buen fan de Sherlock Holmes y de las historias detectivescas en general, uno de sus libros favoritos es The hound of the Baskervilles. Sus colores favoritos son el rojo y el color metal.
A Christopher le gusta que las cosas estén en un orden. Y el orden de ciertos objetos puede llegar a cambiar radicalmente su comportamiento: cuando ve por la calle cuatro coches rojos en fila dice que tendrá un Good Day, si ve tres tendrá un Quite Good Day y si ve cinco tendrá un Super Good Day.
En cambio, si ve cuatro coches amarillos en fila tendrá un Black Day (porque Christopher odia el color amarillo). ¿Y qué significa que Christopher tenga un Black Day? Pues que no comerá su almuerzo, no hablará con nadie y simplemente se limitará a leer libros en completa soledad.
Pero… ¿qué más no le gusta a Christopher?
Como ya hemos mencionado, Christopher odia el color amarillo. Pero también odia el marrón. Tampoco le gusta hablar con desconocidos y ser tocado por otras personas. Le cuesta mucho acostumbrarse a hablar con gente que no conoce y tampoco le gusta la gente que se ríe de él (bueno, ¿a quién le va a gustar eso?).
Cuando era más pequeño, Christopher tenía muchos más problemas de comportamiento (behavioural problems) que en la actualidad. Ahora no tiene tantos porque con el tiempo ha ido creciendo y madurando, y ha sido capaz de ir tomando decisiones por sí mismo y de hacer cosas sin necesitar la ayuda de nadie (por ejemplo, salir de casa y comprar cosas en la tienda que hay al final de la calle, algo que antes era absolutamente incapaz de hacer).
A continuación os ponemos una lista (¡de esas que tanto gustan a Christopher!) con algunos de sus problemas de comportamiento.
- No hablar con personas durante un tiempo.
- No comer o beber algo durante un tiempo.
- No querer ser tocado. La única “caricia” que tolera es que sus padres presionen sus dedos contra los suyos. Esa es una forma que tienen de expresarse amor mutuamente.
- Gritar y romper cosas cuando está enfadado o confuso.
- No soportar estar en sitios pequeños con otras personas (a veces mantiene sus ojos cerrados para intentar calmarse).
- Es demasiado sensible a la información del exterior, y en determinadas situaciones se lamenta, se queja o lloriquea como una forma de protegerse a sí mismo ante un ruido excesivo o ante una situación en la que hay demasiados estímulos visuales.
- No le gustan las cosas que llevan los colores amarillo y/o marrón, y rechaza tocar todo aquello que contenga estos colores.
- Si alguien ha tocado su cepillo de dientes, rechazará volver a utilizarlo.
- No se comerá su comida si en el mismo plato hay distintos tipos de comida que están tocándose entre sí. Por lo que si sus comidas contienen distintos alimentos, estos deberán estar lo suficientemente separados como para que no lleguen a tocarse.
- Tampoco le gusta comer comida de sitios del exterior.
- No le gusta que se cambie la posición de los muebles.
Christopher tampoco cree en la existencia del cielo en el sentido religioso, y no cree en nada que tenga que ver con lo sobrenatural, como por ejemplo los cuentos de hadas, las maldiciones o Dios. Para Christopher todo eso son stupid things.
Christopher cree que las personas que tienen perro, como su vecina Mrs. Alexander, en general son buenas personas (¡en eso coincidimos, Christopher!).
El sueño favorito de Christopher es uno en el que toda la gente “normal” (la gente que no es como él) está muerta y él tiene la libertad de hacer lo que quiera sin que nadie le moleste.
OPINIÓN SOBRE THE CURIOUS INCIDENT OF THE DOG IN THE NIGHT-TIME
Si tuviera que utilizar dos adjetivos para describir The curious incident of the dog in the night-time, estos adjetivos serían “diferente” y “original”. Las razones son sencillas; me parece que la temática del libro es diferente a la tónica general que siguen muchas de las novelas de los últimos años, y original por esa misma razón, porque aporta frescura a lo escrito en la literatura para jóvenes y adultos en inglés. El hecho de que el protagonista de la historia tenga Síndrome de Asperger y sea él mismo el narrador de la historia es algo no muy común.
Un personaje tan rico en detalles y tan realista como Christopher nos hace ver que el autor del libro, Mark Haddon, se ha inspirado de su trato con personas con necesidades específicas en uno de sus trabajos pasados. Francamente, sería difícil construir un personaje y una historia así sin haberse inspirado antes en la realidad.
El que la historia esté contada en primera persona es lo que definitivamente hace que la historia sea más interesante de leer y al mismo tiempo entretenida. Nos encontramos con muchos momentos divertidos en el libro, como cuando Christopher coge el tren y se lanza a la aventura, cuando se guarda su rata Toby, cuando compra un mapa de Londres… pero también es un libro que tiene momentos amargos, en los que somos conscientes de todas las dificultades a las que Christopher tiene que enfrentarse, y de cómo hay gente a su alrededor que trata de ayudarle sin demasiado éxito. Este tipo de sensación amarga la tenemos cuando leemos el episodio en el que él saca su Swiss Army knife, o cuando la gente trata de acercarse a él amistosamente (por ejemplo, tocándole brazo) y él reacciona gruñendo o de manera violenta.
Pero, indudablemente, una de las cosas más bonitas y al mismo tiempo tristes que nos transmite este libro es el hecho de que sus padres no puedan acercarse a él para mostrarle cariño, ya sea abrazándole o simplemente depositando una mano sobre su hombro. Para mostrarse afecto sólo pueden tocarse las puntas de sus dedos. El libro sabe transmitir muy bien la sensación de sus padres, una sensación que se encuentra entre la impotencia y la satisfacción. Impotencia por no poder acercarse más a su hijo, satisfacción porque al menos tienen una forma de acercamiento que él acepta, y que por muy simple que nos parezca a nosotros, a ellos -a la gente próxima a Christopher- les supone todo.
Este libro nos ayuda a comprender mejor cuáles son las dificultades a las que se enfrentan en un mundo como este las personas que, como Christopher, tienen Síndrome de Asperger. También nos ayuda a comprender las dificultades que atraviesan las personas que conviven o se relacionan con personas con dicho síndrome, ya sea a la hora de comprender su comportamiento, proporcionarles ayuda o relacionarse con ellos.
Este libro también nos enseña que las diferencias entre nosotros no son tan grandes como podemos pensar en un principio. Es cierto que Christopher, por su Síndrome de Asperger, tiene intereses muy específicos que llegan a alcanzar la obsesión, llegando al extremo de que su comportamiento puede verse alterado de manera radical según los colores de los coches y su orden en las calles.
Pero, ¿cuántos de los que están leyendo este texto serán supersticiosos? Es más, ¿cuándo alguno de nosotros no hemos sido supersticiosos? Seguro que muchos algún día os habréis levantado, habréis visto en el calendario “Martes 13”, habéis seguido vuestro día normal pero en un momento dado el día se os ha torcido un poco y se os ha pasado por la cabeza que la culpa de todo era un martes y 13. Seguro que más de uno también habéis tocado madera más de una vez. O habéis esquivado pasar por debajo de una escalera en la calle. O habréis evitado abrir un paraguas en un sitio cerrado, u os habéis lamentado porque se os ha volcado el tarrito de la sal, o habéis llevado un amuleto a un examen (sabiendo realmente que sólo el hincar los codos ayuda a aprobar)…
¡Y así con mil cosas más!
¿Nunca te ha pasado alguna vez algo así? ¿Nunca has sido algo supersticioso?
Si es que no… ¡enhorabuena! ¡Debes estar muy cerca de la perfección humana!
Pero es así. Los seres humanos en general tendemos a ser muchas veces supersticiosos y nos alejamos de la razón por cualquier tontería. El hecho de que una persona se crea que va a tener mala suerte por romper un espejo (o cualquier otra superstición) es tan irracional como el hecho de que Christopher se imponga un Black Day por haber visto no sé cuántos coches amarillos en fila. Podríamos debatir mucho sobre todo esto, y sin duda hay diferencias, pero lo que venía diciendo… no somos tan diferentes.
Pero sin duda, Christopher es alguien muy especial. A veces leyendo el libro da la sensación de que Christopher es un chico demasiado pedante. Lo sabe absolutamente TODO sobre TODO, y comienza a explicar, y a explicar, y a explicar… no es en absoluto extraño que pierdas en ocasiones el hilo de la historia por sus dilatadas explicaciones.
¿Habéis visto alguna vez The Big Bang Theory? ¿Sí? Pues Christopher es bien parecido a Sheldon, sin duda alguna.
Sin embargo, aunque Christopher nos haga a veces “desquiciarnos” por ser el-más-sabiondo-de-todos, es alguien con quien también es fácil empatizar, si uno es consciente de quién es y por qué es así. También es fácil empatizar con los otros personajes que se relacionan con Christopher a lo largo de la historia. Al mismo tiempo que sientes ese “amor-odio” hacia Christopher, también entiendes a sus padres y las dificultades de todos ellos, y es fácil que acabes preguntándote a ti mismo: “¿Y qué haría yo en esa situación?”
Algo que también resulta bastante atractivo en el libro son las ilustraciones que acompañan al texto, las cuales te hacen entender mejor los pensamientos y razonamientos de Christopher. Algo que también es llamativo es el hecho de que lo que parece en un principio el “gran misterio” del libro (averiguar quién mató al perro) se resuelve a mitad del libro y no al final, que es lo que al principio uno podría esperar. Pero no por ello el libro deja de ser interesante, al contrario.
En definitiva, este es un libro agradable de leer que recomiendo a cualquiera que tenga ganas de disfrutar un libro entretenido que invita a la reflexión. Recomendado especialmente a la gente que trabaja o participa de algún modo en el mundo de la educación y la enseñanza, y sobre todo a aquellos que tengan cerca a una persona con Síndrome de Asperger.
Esta historia nos proporciona una bella enseñanza que gira en torno a la superación. Para Christopher parecía imposible viajar solo hacia un lugar desconocido y tratar con desconocidos. Pero tras un tiempo, aprende que muchas más cosas de las que nos pensamos son posibles de hacer si nos lo proponemos. Y es que, si lo intentamos, en el futuro podemos conseguir muchas cosas que tiempo atrás nos parecían imposibles de conseguir, a pesar de nuestras propias dificultades y limitaciones.